Señor director:
Hemos visto gran cantidad de opiniones sobre temas como la anticoncepción, la eutanasia, los derechos de la mujer, la educación y la diversidad sexual, a propósito del cuento Nicolás tiene dos papás. Sin embargo, creo que muchos de estos temas han sido abordados con argumentos basados en las religiones y con ello se tergiversa el asunto y se cae en una reyerta que se asume resuelta desde 1925.
Además de modificarse el alcance del debate se cae en falacia, considerando que en ninguno de esos temas las cúpulas de las religiones, que son las que dictan sus preceptos, están habilitadas técnicamente. Las leyes deben ser hechas por parlamentarios con una visión amplia de país, respetando la diversidad y bajo asesorías competentes, independientemente de su culto, pues no deben olvidar que legislan para la totalidad de una nación y no para un credo particular.
Finalmente, y con el respeto que se merecen todas las agrupaciones ligadas a algún dios en particular, es necesario invitar a las autoridades de todas ellas que confíen en sus propias enseñanzas y en la capacidad de sus fieles de seguirlas, de modo que permitan al cuerpo legislativo hacer su trabajo sin necesidad de influir en sus decisiones. A su vez, recordar a nuestros parlamentarios que Chile es una nación laica y sus leyes deben seguir la misma línea, para garantizar que puedan ser aplicables a la totalidad de la población, sin sesgo de ningún tipo.
Eduardo Quiroz Salinas
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