martes, 4 de febrero de 2014

ONU Y Aborto en Chile

04/02/2014

ONU y Aborto en Chile

Señor director:
Me parece lamentable la decisión del saliente gobierno respecto de las recomendaciones que la Organización de Naciones Unidas formuló a Chile sobre las nulas opciones que tienen las mujeres y familias sobre un tema tan universal como es el aborto.
Las autoridades se han dado un “gustito” imponiendo sus visiones al respecto a la totalidad del país, donde existen respetables opiniones y posiciones, todas basadas en la libertad del individuo y en los valores que sustentan su espiritualidad.
El camino a una ley de divorcio fue tortuoso y extremadamente extenso para un país que se dice alcanzaría prontamente el desarrollo, y permitió a muchas personas reconstruir sus vidas ya sea de manera individual o familiar, solucionando de paso el tema de la protección a los hijos, que es absolutamente necesario. Todo esto pese al continuo intervencionismo de la cúpula eclesiástica chilena.
Es importante destacar que, al igual que en la ley recién mencionada, lo que se busca no es que todas las mujeres aborten porque sí y que se vaya a promocionar. Lo que se busca es entregar a las personas una alternativa médica y psicológica apropiada, evitando la precariedad en que se realiza esta intervención hoy en día y, por cierto, a la que sólo pueden acceder los grupos económicos de poder.
Qué importante es que nuestras autoridades políticas prescindan de sus sesgos al momento de legislar y dirigir un país, donde todas las visiones deben ser respetadas, promovidas y permitidas.
Eduardo Quiroz Salinas



Lástima que hayan editado la original en la parte donde decía que la actual constitución y la norma que prohibió el aborto en Chile estuvo al alero del lóbrego período de nuestra historia, que es la base de grandes problemas nuestros hoy. Aborto, eutanasia, obligatoriedad de clases de religión subvencionadas por el estado, binominal y quórums calificados, entre otros.

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Respuesta entregada por Pablo Urquízar 05/02/2014
Señor director:
En relación con la carta de  Eduardo Quiroz, referente a la legalización del aborto en Chile, es menester hacer algunas precisiones.
En primer lugar, no es correcto que haya sido la Organización de Naciones Unidas la que haya recomendado a Chile despenalizar el aborto. En efecto, en el Examen Periódico Universal de Derechos Humanos que Chile rindió el martes 28 de enero pasado, sólo fueron algunos países, como Finlandia o Eslovenia, los que recomendaron la legalización del aborto, siendo absolutamente voluntaria la aceptación de esa sugerencia de acuerdo con la realidad nacional.
Por otro lado, se indica que “las autoridades se han dado un gustito imponiendo visiones al respecto a la totalidad del país” al rechazarlo. Sin perjuicio de que el gobierno del Presidente Piñera ha sido un férreo defensor de la vida desde el momento de su concepción hasta su muerte natural como derecho humano, esta posición no es en caso alguno antojadiza, sino que obedece también a nuestra propia Constitución, la cual en su artículo 19 Nº 1 protege la vida del que está por nacer.
Finalmente, en el grado de desarrollo de una sociedad importa mucho su preocupación por los más débiles. La vida del que está por nacer es un derecho humano fundamental y corresponde al Estado de Chile defenderla.
Pablo Urquízar M.
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Contrarespuesta 

La ONU y el aborto en Chile II



Señor director:





Particularmente útil es la respuesta de Pablo Urquízar a mi carta, pues me permite hacer ostensible el principal obstáculo a una ley de aborto, que es la Carta Fundamental de nuestro país, enmendada durante el lóbrego período en que se quebró nuestra democracia y donde los derechos humanos, paradójicamente, fueron la última prioridad.
Por otro lado, la mayor violación se hace a los derechos humanos de las mujeres. Lo constata a nivel local el informe realizado por la Universidad Diego Portales hace unos meses, y a nivel internacional la defensa la hace técnicamente la misma Organización Mundial de la Salud en sus informes, y en particular el denominado Aborto sin riesgos, donde se entregan cifras de hasta 22 millones de abortos en forma insegura ante la falta de políticas públicas al respecto, que es, finalmente, el objetivo de una ley.
Chile, cuatro naciones más y el Vaticano son los únicos estados en el mundo donde no hay una ley de aborto que permita enfrentar la realidad médica existente y garantizar la salud de las mujeres que no desean optar por la maternidad y deben hacerlo por la clandestinidad.
Eduardo Quiroz Salinas
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